Las complicaciones del silencio

La escena: un hombre, una mujer sentada en una mecedora, un gato y un reloj.

Tic, tac, tic, el hombre observa a su esposa que teje un hermoso pulóver. El gato ronronea sobre el regazo del hombre. Lo acaricia y le hace saber que es un buen gato.
Tic, tac, tic, el hombre suspira. Piensa: al fin todo comienza a rendir sus frutos; pronto seremos una familia ¡Dios, qué buena es la vida!
Tic, tac, tic, el hombre se acurruca en el sillón. Piensa: ya treinta y siete años, cómo pasa el tiempo. Nos casamos hace ya cuatro años, qué barbaridad. Pensar que nos conocimos en la fiesta de Martín y Andrea.
Tic, tac, tic, el hombre estira los brazos. Piensa: hay mucho silencio. A María la veo un poco apagada. Ahora que lo pienso mejor, apenas si habla desde que supo que estaba embarazada. ¿Querrá tener el bebe?
Tic, tac, tic, el hombre sonríe. Piensa: ¡claro que quiere tenerlo! Para eso se casa la gente ¿verdad? Para ser padre, luego abuelo y después morir tranquilo.
Tic, tac, tic, el hombre, un poco impaciente, acaricia al gato. Piensa: por que quiere tener el bebe, ¿verdad? Digo, los dos queremos tenerlo ¿no?
Tic, tac, tic, el hombre deja al gato en el piso. Escucha el reloj, único sonido en el ambiente y se le pone los pelos de punta.
Tic, tac, tic, el hombre comienza a enojarse. Piensa: ¡que se joda! Vamos a tener al bebé de todas formas. Si cree que voy a dejar que aborte, está loca.
Tic, tac, tic, el hombre le pregunta a su mujer si tiene un minuto para hablar. La mujer levanta la cabeza y le dice que está ocupada.
Tic, tac, tic, el hombre está enojado. Piensa: así que no tiene tiempo, mirá vos a la señorita. ¿Quién se cree que es?
Tic, tac, tic, el hombre se para y camina en círculos. Escucha el sonido del reloj y se irrita. Piensa: ¡Cuánto silencio hay en esta casa! Todo por culpa de esta maldita mujer. ¿Para qué se caso conmigo? Mierda, basta, tranquilo. ¿Qué estás pensando? Las cosas saldrán bien.
Tic, tac, tic, el hombre se detiene junto al reloj. Piensa: ¿Pero realmente saldrán bien las cosas? ¿Y si me abandona y si se va con el bebe?... No, no creo que se atreva...
Tic, tac, tic, el hombre se pone nervioso. Piensa: va abandonarme... va abandonarme...
Tic, tac, tic, el hombre observa al gato con mala cara. Piensa: no, no va a abandonarme.
Tic, tac, tic, el hombre mira a la mujer. Piensa: Sí, se le ve en la cara: me va a abandonar. ¡Pero no, qué se cree! ¡Esto se termina acá!
Tic, tac, tic, el hombre sale de la pieza.
Tic, tac, tic, el hombre vuelve con un hacha en la mano.
Tic, tac, tic, el hombre descarga el hacha contra su mujer y luego patea al gato.
Tic, tac, tic, el hombre mira el hacha ensangrentada. Piensa: ¿Qué hice? ¡¡Dios mío!! La maté, la maté... ¿Cómo pude hacerlo? El silencio, las caras flacas, el gato, el maldito reloj... Nada de esto puede estar pasando...
Tic, tac, tic, el hombre cae al piso llorando. Escucha el reloj y se vuelve, enojado.
Tic, tac, tic, el hombre llama a la policía. Luego destroza el reloj, convencido de que ha salvado la vida de todo aquel que habite la casa en el futuro.

© Alejandro Andrade
Basado en una historia popular
Buenos Aires, junio de 2003
(Versión final: septiembre de 2007)